¿Y en Panamá qué?

27 de Septiembre de 2015 12:32pm
periodista
¿Y en Panamá qué?

Y Panamá no es la excepción. Las cifras demuestran que el turismo compite con el Canal de Panamá en la generación de divisas. El año pasado ingresaron 2.3 millones de turistas y este año se aspira a superar dicha cifra a pesar del enlentecimiento del sector. Según la Autoridad de Turismo de Panamá, entre enero y junio de 2015 el gasto general de los turistas creció 14% respecto a 2014, y, en los primeros seis meses de este año, los visitantes que estuvieron en Panamá gastaron 1,909 millones de dólares, un promedio de 10,5 millones de dólares diarios.

Sin embargo, en el país hoy no hubo pronunciamiento alguno de los gremios, ni del sector privado ni del sector público que recuerde esta fecha. El DMT pasó sin pena ni gloria para los panameños. ¿Será que no tenemos nada que decir?

En un territorio donde la naturaleza ha sido pródiga en paisajes, vegetación y fauna, playas, montaña, sol, cultura, historia y posición geográfica, tenemos pendiente la creación de productos turísticos, y para ello hay que empezar por educar al panameño sobre la importancia y el potencial del turismo, sobre la prestación de un servicio de calidad y sobre el respeto a ese visitante que gasta su dinero en hospedaje, en transporte, en paseos, en alimentos, en artesanías,  y al que todavía nos damos el lujo de decirle que no se queje, que si algo no le gusta se vuelva a su país.

No basta que formemos un buen chef, o un buen sommelier o una buena recepcionista, no basta aprender idiomas: hay que entender que si queremos que Panamá sea un destino turístico necesitamos que el panameño, desde el agente de migración que recibe al turista, pasando por el taxista, el policía en la calle, la vendedora en el almacén, el conductor de un bote, el viandante, hasta la autoridad de cualquier nivel, se empapen de una cultura de servicio.

No podemos seguir “asaltando” literalmente al visitante al cobrarle una carrera de taxi, no podemos ignorarlo cuando nos pide una dirección cualquiera, no podemos dejar de saludarlo antes de que él lo haga, no podemos pedirle que no nos critique por no haberlos tratado bien, no podemos seguir ofreciéndole productos de procedencia dudosa o de mala calidad, no podemos hurtar sus pertenencias, no podemos aprovecharnos de su confianza, no podemos dejar de atenderles si se enferma aunque no tengan seguro, no podemos estafarle dándole menos de lo ofrecido por su dinero, no podemos ser impuntuales, no podemos romper un compromiso sin motivos de fuerza mayor, en fin, no podemos pedirle que nos recomiende como destino si no le hemos hecho sentirse mejor que en casa.

Cumplir, al menos, con estas prácticas sería una buena manera de festejar el Día Mundial del Turismo en Panamá.

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